Por Alberto Bardi, Carolina Leyton y Vania Martínez
Universidad de Chile
Se ha dicho que la palabra masturbación provendría del vocablo latino manus stuprare, algo así como “cometer estupro contra uno mismo utilizando las manos”. La palabra onanismo que, como se sabe, es otra manera de nominarla, deriva de Onán, personaje bíblico que, a la muerte de su hermano, le fue ordenado por mandato divino copular con la viuda. Para no embarazarla, eyaculó fuera de la vagina de su cuñada, tras lo cual, “por la pérdida de simiente y la desobediencia de la ley de Levirato”, fue castigado por Yahvé (31, 33, 37). Podrá observarse que, en realidad, más que un acto masturbatorio fue el primer caso consignado de coitus interruptus. Por lo tanto, ambas palabras: masturbación y onanismo llevan implícita una connotación negativa. Históricamente la masturbación ha sido un tema tabú y controversial. A pesar de los conocimientos científicos actuales, aún existe desinformación, confusión y contradicción, no sólo en la población general, sino también en el personal de salud. Este artículo es una revisión que pretende dar una visión general y, a la vez, animar a profundizar y difundir la investigación en el tema de la masturbación.
Mitos
Para el médico Tissot (1758) y sus seguidores, la masturbación producía: melancolía, crisis histéricas, ceguera, impotencia, esterilidad, oligofrenias, demencias, cardiopatías (llegó a describirse un corazón del masturbador), adelgazamiento, tuberculosis y calvicie (24). Durante años, han existido mitos y fantasías acerca de la masturbación como los siguientes (24, 29):
– Es un acto que se realiza sólo en la adolescencia.
– Las mujeres no se masturban.
– El que se masturba se envicia.
– Si se tiene pareja estable, es anormal masturbarse.
– Produce daño mental y debilidad física.
– Produce daños en la personalidad.
– La persona que se masturba es perversa.
– Hace salir pelos en la palma de la mano.
– Causa malformaciones físicas en la zona genital (se caen los testículos, crece el clítoris).
– Causa disfunciones sexuales (eyaculación retardada, frigidez).
– Hace aparecer pecas en la cara y acné.
– Produce ojeras.
Masturbación según género
Existe evidencia que tanto niños como niñas presentan aprendizajes diferentes respecto a la masturbación donde los hombres obtienen información dada por sus compañeros, en lecturas y otros medios de divulgación. En cambio las mujeres llegan a través de un autodescubrimiento y muchas veces en forma accidental. En líneas generales los niños comienzan a masturbarse antes que las niñas. La masturbación femenina ha sido más reprimida y censurada culturalmente que la masculina. Si bien los varones, con o sin culpa, lo hacen, muchas mujeres han inhibido tal posibilidad. Aunque algunas de ellas no reconocen una masturbación directa, al interrogarlas recuerdan ciertos juegos que son evidentemente sucedáneos de ella, como por ejemplo colocarse las manos o un almohada entre los muslos o frotarse contra la cama o algún borde. En 1953, el Informe Kinsey consigna que un 92% de los varones y un 63 % de las mujeres afirmaban haberse masturbado alguna vez . Es interesante señalar que, en nuevas encuestas, como el Informe Hite, esta diferencia entre los sexos tiende a reducirse cada vez más. El 30% de las mujeres casadas complementaría su vida sexual con la masturbación (Kinsey 1953).
Masturbación en los niños
Desde alrededor de los ocho meses, la masturbación se describe como conducta normal, que tiene características placenteras y exploratorias. Cerca de los tres años los niños descubren las diferencias sexuales, exploran su cuerpo, el de sus padres y hermanos, así como también preguntan sobre el nacimiento de los bebés. Esta curiosidad es sana y está ligada a su despertar intelectual. Es importante que cuando los padres se vean enfrentados a la masturbación infantil no se alarmen y que estén informados para saber como reaccionar, sin estimular ni rechazar la situación. Deben indagar lo que significa esta actividad para el niño, evaluando su nivel de socialización, dependencia e impulsividad. La conducta si está dada en un contexto de autoconocimiento y gratificación, debiera ir desapareciendo paulatinamente mientras el niño va desarrollando otras actividades que le son placenteras. El castigar o sancionar a un niño por autoestimularse puede acarrear culpa y vergüenza acerca de su cuerpo y la propia sexualidad. Lo que deben buscar es desviar su atención hacia otras cosas, invitándolo a hacer otra actividad como salir de paseo, jugar o pintar, impidiendo indirectamente que continúe en lo mismo. Cuando los niños presentan esta conducta en público, los padres deben abordar directamente el tema, decirles que es algo privado y que tiene que ver con la intimidad del cuerpo.
Masturbación en la adolescencia
Durante la adolescencia es la práctica sexual más asequible y se utiliza como una vía de escape de las tensiones propias del desarrollo sexual. Según Kinsey (1948) en este período es donde se encuentran las mayores frecuencias de masturbación con un 96% de ocurrencia en los adolescentes hombres. Entre un 28 a un 37% de las mujeres comenzaría a masturbarse cerca de los 14 años. Al final de la etapa de la adolescencia se realiza un proceso gradual del establecimiento de relaciones de pareja, lo que facilita una disminución en la conducta masturbatoria.
Masturbación en la adultez y la vejez
Kinsey, en 1948, encontró que el hombre adulto promedio menor de 35 años se masturba aproximadamente 70 veces al año y los mayores de 35 alrededor de 33 veces. Caballero, en 1990, encontró que el 95% de los hombres se había masturbado y que para el 78,6% era una práctica actual. Encontró que alrededor del 25% de los hombres mayores de 60 años tienen conducta masturbatoria, incluso en aquellos que mantienen relaciones sexuales.
Masturbación como técnica terapéutica
La masturbación se ha utilizado como técnica terapéutica en disfunciones sexuales tanto femeninas como masculinas. Por ejemplo se ha utilizado para la recuperación de la capacidad orgásmica en víctimas de un trauma sexual, en el vaginismo, en disfunciones de la excitación sexual, en la anorgasmia en el coito, en la disfunción eréctil, en la eyaculación precoz y en la eyaculación retardada.
Masturbación excesiva
No toda actividad masturbatoria es normal y saludable. Puede considerarse como una reacción patológica cuando se constituye la única o la mayor fuente de satisfacción y de alivio de tensión y, por lo tanto, existe un retraimiento social. Es también anormal que se realice en público cuando se tiene la capacidad de entender que es una actividad privada. En el caso de la oxiuriasis se puede producir prurito vaginal y el rascarse simular una masturbación excesiva. La masturbación excesiva o compulsiva puede ser un síntoma de trastornos psiquiátricos o psicológicos.
Se ha descrito en los siguientes cuadros o trastornos:
– Abuso sexual.
– Retardo mental.
– Abuso de alcohol y otras sustancias.
– Depresión.
– Distimia.
– Manía o hipomanía.
– Psicosis.
– Trastorno obsesivo compulsivo.
– Trastornos por ansiedad.
– Parafilias.
–Trastornos de personalidad (esquizoide, obsesivo compulsiva, paranoide, histriónica, pasivo agresiva)
La masturbación patológica, por lo tanto está presente en un grupo heterogéneo de individuos y obliga a una completa evaluación psiquiátrica y psicológica.
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